El organismo provincial impulsa el desarrollo de las comunas La Magdalena, Chilco y Cochas, a través de una intervención importante, que marca un antes y un después en los territorios tradicionalmente olvidados.
Los pobladores de las comunas de Angochagua se mostraron satisfechos al ser testigos del arranque de las nuevas obras
Esta intervención estratégica responde al firme compromiso de la actual administración de reactivar la economía rural, fortalecer el turismo comunitario y garantizar una infraestructura digna para poblaciones que durante años permanecieron relegadas.
La Prefectura Ciudadana de Imbabura, liderada por Richard Calderón, puso en marcha una nueva fase de obras de mejoramiento vial en las comunas La Magdalena, Chilco y Cochas, ubicadas en la parroquia Angochagua del cantón Ibarra.
Entre las obras programadas se incluye el empedrado del sector Yerba Buena y la ampliación vial en los alrededores de la Escuela “Manuel Freile Larrea”, en La Magdalena; un muro de contención y revestimiento de acequia en el sector Cartagena, en Chilco; y la construcción de cunetas para la vía de acceso al estadio comunal de Cochas. Estos proyectos no solo mejorarán la conectividad y seguridad vial, sino que representan un paso firme hacia la transformación estructural de la ruralidad imbabureña.
La iniciativa arrancó el pasado 14 de julio con la participación de 23 niños y se extenderá por dos semanas; durante este tiempo, se desarrollan actividades lúdicas, educativas y visitas a instituciones públicas. Santiago Chiriboga, gerente general de Movidelnor, destacó la importancia de este programa que se ha consolidado como un referente en la formación temprana. A lo largo del curso, los participantes visitan entidades clave como el Cuerpo de Bomberos, el Grupo de Caballería Yaguachi, el ECU 911 y la Policía Nacional, donde conocen de cerca el trabajo articulado en favor de la seguridad vial y ciudadana. Estas experiencias se complementan con dinámicas recreativas, juegos didácticos y talleres que permiten a los pequeños aprender jugando. Vladimir Chanalata, jefe de la Unidad de Seguridad Vial, explicó que “cada actividad está diseñada para que los niños aprendan normas de tránsito y valores ciudadanos de forma entretenida. Se trata de enseñar más allá de las señales, de formar conciencia y respeto por el otro; por eso, esta propuesta educativa busca generar conciencia, empatía y responsabilidad vial desde edades tempranas, para que los niños se conviertan en portavoces de buenas prácticas en sus hogares y comunidades”. Para muchos de los asistentes, el curso ha sido una experiencia enriquecedora. “Me gustó cuando fuimos al ECU 911 y cuando jugamos en la escuelita vial. Ahora sé por qué es importante cruzar por el paso cebra”, expresó con entusiasmo Camila B, de 8 años. El cierre del curso incluirá una demostración donde los niños compartirán lo aprendido y evidenciarán que, aunque pequeños, pueden ser grandes agentes de cambio.