
Los negocios de Ibarra poco a poco vuelven a la “normalidad”. Todas las actividades económicas que sobrevivieron a la pandemia y abrieron sus puertas desde el 01 de junio, cuando el cantón dejó el semáforo rojo, así como las que en estos días retoman sus actividades, obligatoriamente tienen que pasar una inspección municipal, para abalizar su funcionamiento.
El personal del Municipio de Ibarra ha recorrido, desde antes de cambiar el semáforo a amarillo, hasta la semana pasada, alrededor de 2.500 locales, de todo tipo, que van desde restaurantes, hoteles, peluquerías, hasta servicios de parqueadero.
En las inspecciones, principalmente, aunque varía de acuerdo a la actividad que tiene cada negocio, se verifica que en la entrada existan las bandejas de desinfección de calzado, alcohol o gel en dispensadores, señalética que informe sobre la obligatoriedad del uso de mascarilla y de guardar distancia, entre otros.
Restaurantes
Solo en seis parroquias de Ibarra se han inspeccionado y dado los permisos para funcionar a 453 locales de comida preparada, divididos 20 en Alpachaca, 10 en Caranqui, 218 en Sagrario, 10 en Priorato, 8 en San Antonio y 187 en San Francisco.
Desde los propietarios de los restaurantes y del sector gastronómico de Ibarra se mencionó que no todos los locales lograron sobrevivir a la pandemia, por lo que cerraron sus puertas. Otros, en cambio, en su afán de mantenerse en pie, clausuraron ciertas sucursales o se han dedicado a brindar sus servicios solo a domicilio, para evitarse el pago de arriendos, principalmente.
Edison Trujillo, administrador del ‘Bárbaro’, en Ibarra, mencionó que prácticamente le tocó cerrar el primero de los dos locales, que tenía desde el 2014, para poder enfocarse en uno solo, que se ubica en el sector de Yacucalle. “Nos han permitido abrir con el 30% de aforo, que sería unas 30 personas, de 120 que es la capacidad de todo el local”.
Explica que en su restaurante se han tomado medidas de seguridad que van más allá de lo que está en las normativas nacionales y municipales, pues considera que las autoridades no han sido lo suficientemente claras en los lineamientos que deben tener en la “nueva normalidad”.
En su local, por ejemplo, instaló una estructura similar a la de invernaderos en cada una de las mesas, con plástico grueso que las separa, creando prácticamente un área exclusiva que no permite más que la visibilidad entre quienes las ocupan.
“Esta idea vimos que la usaban en Europa y nosotros la replicamos acá. Se trabajará bajo reservas en su mayoría, pero también estamos listos para recibir a quienes lleguen en los distintos horarios, que también cambiaron por la pandemia”, dijo.
Como parte de la normativa obligatoria para poder funcionar, todo restaurante debe colocar una carta, cartelera o menú general visible, para promocionar sus productos, pues está prohibido las cartas individuales, que se usaban antes.
Para esto, algunos sitios también implementan nuevas modalidades de menú, hasta digitales. Según Trujillo, incluso se planifica, en su negocio, permitir que el pedido y la cuenta se paguen desde el celular, ya sea para el servicio a domicilio, para llevar o en el mismo restaurante.